“La paz viene de adentro. No la busques afuera”: Buda, en modo barrio iluminado
Introducción para el desmadre reflexivo
A ver, loco, escúchame una cosa: si andás buscando la paz como quien busca el Wi-Fi en una plaza pública, vas jodido. Ya lo dijo el buen Buda, ese pelón sabio que no necesitaba filtros de Instagram para parecer iluminado:
"La paz viene de adentro. No la busques afuera."
Y lo dijo sin gritar, sin hacer TikToks, sin vender cursos de autoayuda a $999 el módulo.
Hoy te voy a destripar esta joyita existencial con la lengua bien filosa. Mezcla de zen y barrio bravo, porque acá en KiwiLáser no creemos en la paz prefabricada ni en los gurús que cobran por respirar.
1. ¿Qué significa esa frase, pero sin tanto incienso?
Mira, no es tan complicado:
La mayoría de la gente anda como pollo sin cabeza buscando que el mundo los calme. Que si el novio, que si el trabajo, que si el mate perfecto, que si el maracuyá orgánico del Oxxo... Pero la neta es que nada de eso va a darte paz duradera si por dentro tenés una guerra civil mental.
Buda lo sabía: el pedo está adentro. No afuera.
2. La trampa de andar buscando la paz en lo externo
Crees que la paz te la va a dar una vacación en Tulum. Error. Te llevás tu caos interno en la mochila, justo al lado del bronceador y la toalla de microfibra.
Te aferras a personas como si fueran tu dosis diaria de serenidad. Spoiler: la gente falla. Y el que te calmaba ayer, mañana te puede armar un dramón de telenovela turca.
3. ¿Entonces qué pedo, Buda? ¿Cómo encuentro esa paz interna?
Introspección, loco. Sin miedo.
“Pero no sé cómo meditar, me aburro, me dan comezones existenciales…”
No se trata de convertirte en monje del cerro. Se trata de pausar y mirarte sin filtros. Preguntarte neta:
¿Qué me tiene con la cabeza hecha un quilombo?
¿Por qué me da tanta ansiedad estar solo un rato?
¿A qué cosas me aferro que ya valieron madre?Practica el “no-hacer”.
Sí, hacer nada también es una forma de resistencia. Deja de correr como hámster turbo y siéntate a mirar el techo.
Ahí en el silencio puede que empieces a escucharte de verdad.
La paz no se alcanza, se cultiva.
No es como un sticker que se pega. Es una práctica. Una chamba. A veces vas a estar en paz y otras vas a querer lanzar todo al carajo. Está bien.
El punto es que empieces a notar la diferencia entre el caos de afuera y la calma que podés entrenar por dentro.
4. Pero, ¿qué pasa si no quiero buscar paz y prefiero el caos?
Perfecto, compa. Nadie te obliga.
Pero ojo: hay caos fértil (el creativo, el que te reinventa) y caos tóxico (el que te pudre como ceviche olvidado al sol).
Si tu caos te está enfermando, hacete un favor y empieza a mirarte sin excusas.
Buda no te juzgaría, pero seguro te daría un zape cariñoso con su mirada de compasión nivel jefe final.
Conclusión
La paz no está en tu ex. Ni en el próximo viaje. Ni en el próximo like.
Está en ese rincón interno donde ya no necesitás demostrar nada.
Y aunque sea incómodo, ese lugar está más cerca de lo que crees.
Nomás hace falta que te sientes con vos mismo sin querer salir corriendo.
Bonus track para almas en resistencia:
La introspección es el punk de esta era.
Requiere valor, incomodidad y rebeldía.
Pero ahí, donde el mundo no te grita, puede que por fin te escuches.
¿Te gustó? Entonces deja el celular, apaga el Netflix, y vete a mirar el techo por 20 minutos.
Capaz que ahí, en el más puro ocio filosófico, encuentres la paz que ni el mezcal artesanal te ha dado.
Con cariño,
KiwiLáser.art — estética rebelde y contemplación tropical.
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